Bueno, sí hay pero no se encuentran por montones como en México u otros países en América. Apenas a veces los puedes ver en algunos grandes supermercados o en las tiendas de productos importados. Creo que los traen de Filipinas o Indonesia y obviamente, no son baratos.
También hay de los limones amarillos (americanos) peo el sabor no es igual, es algo dulzón. Mi buen amigo Alejandro hace poquito me preguntó, ¿y entonces con qué sustituyen el sabor? Yo le dije que en realidad no lo sustituyen porque no están familiarizados con el gusto por lo agrio sino que ellos se van más por los sabores fermentados y picantes, por las salsas y aderezos de chile rojo (tipo chile de árbol) y los aderezos picantes-dulces.
El clásico ejemplo es el kimchi porque su sabor fermentado, fresco, picante, fuerte (por el ajo) y salado, acompaña muy bien tanto a carnes como al arroz blanco hervido que no tiene un sabor fuerte.
Pero, regresando al tema de los limones, los que los añoramos, también nos quedamos siempre con las ganas de: ponerle limón a casi todo. Como me dijo mi primer profesor coreano: "A ustedes los mexicanos les gusta más el limón que la salsa", y pensándolo bien, pues es verdad.
Qué rica es una fresca agua de limón, una paleta de hielo, un ceviche de pescado o de mariscos ¿Cómo podría comer un filetito de pescado frito sin limón o unos tacos al pastor así nada más? Las frutas frescas: sandía, mango, zanahoria, jícama con su limón y un poquito de sal y piquín son una delicia y... bueno, no necesito decir más: me hace falta el limón.
Pero acá es Corea y, uno aprende a tener el gusto por un buen gochuyang o a no poder vivir sin la ración diaria de kimchi. Es la verdad y es un placer saber que, además de ricos, estos platillos son muy nutritivos y buenos para la salud. Otro día ya les contaré de eso porque ahora voy a comer una rica, caliente y muy picante sopa de kimchi con papas y atún y tofu y que es mi versión personal del clásico kimchi-shigge.
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